El funcionario, cuyo cargo tiene rango de ministro, declaró a Prensa Latina antes de regresar a su país, que considera positiva la aprobación de la Hoja de Ruta que recoge los aspectos básicos de la gestión de recursos hídricos en la región, sin que sea una camisa de fuerza y teniendo en cuenta las especificidades de cada país.
Indicó que su delegación cubana fue consultada sobre el proyecto e hizo aportes que fueron recogidos en la Hoja de Ruta finalmente aprobada como base para una posición regional de toda América Latina y El Caribe en la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua, a celebrarse en Emiratos Árabes Unidos en 2026.
En uno de los paneles de la reunión, Rodríguez expuso la posición cubana de que cada país tiene diferentes característcas y formas de gestionar sus recursos y propugnó concertar una línea de trabajo latino-caribeña en el manejo del agua, como lo hacen regiones como Europa y Asia, con miras a la citada cumbre mundial.
En la reunión, el representante cubano aseveró que “el criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos constituye el principal obstáculo para alcanzar mejores resultados” en la gestión del agua.
Esa política de Washington, añadió, “limita el acceso del país a financiamientos externos, nuevas tecnologías y otras capacidades en esta esfera” como adquisiciones de equipos o repuestos de empresas con diez por ciento de capital norteamericano.
Agregó que, pese a ello, “ratificamos el compromiso de continuar trabajando para alcanzar las metas propuestas en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6 de las Naciones Unidas”, de garantizar a todos la disponibilidad de agua y saneamiento.
Anotó que, a pesar de todos los esfuerzos y en la difícil situación económica que Cuba enfrenta, el acceso al agua y la calidad de los servicios de abasto de agua y el saneamiento continuarán siendo una prioridad para el Gobierno.
El ministro cubano dijo también que los países deben tener claro que “el agua es un asunto de seguridad nacional y se encuentra en el centro mismo de la supervivencia de la humanidad y acceso a este recurso es un derecho humano, cuyo pleno disfrute por todos debe asegurarse”.
Ello exige “una firme voluntad política por parte de los gobiernos y debe ser complementada con la solidaridad y la cooperación internacional, que garantice el acceso a las tecnologías y al conocimiento y asegure la creación de capacidades para la gestión sostenible de los recursos hidráulicos”.
Planteó la necesidad de crear fondos y mecanismos financieros sin exceso de burocracia, ni manipulación política y con requisitos más flexibles para la movilización de los recursos tecnológicos y la formación de recursos humanos.
También se necesita, dijo Rodríguez, esfuerzos nacionales en el desarrollo de infraestructuras hidráulicas con vistas al incremento de la proporción de población que utiliza servicios de agua potable
Tomado de Prensa Latina