En el texto de la nueva Constitución que se llevará a referendo popular el venidero 24 de febrero, en su Artículo 76 se recoge que: “Todas las personas tienen derecho al agua potable. El Estado crea las condiciones para garantizar el acceso al agua potable y a su saneamiento, con la debida retribución y uso racional”. He ahí otro de los fundamentos que contribuyen a alimentar el imaginario popular que sustenta la postura de un YoVotoSí.
A todas luces, el preciado líquido constituye un elemento vital para garantizar la subsistencia sobre el planeta tierra, pues hasta hoy no se conoce sistema viviente alguno que pueda prescindir de este recurso.
Cuando triunfa la Revolución Cubana, en 1959, en el país existían sólo 13 pequeños embalses, distribuidos en las provincias de Camagüey, Villa Clara, Holguín y Santiago de Cuba, con una capacidad de almacenamiento de alrededor de 48 millones de metros cúbicos de agua.
A la sazón, apenas 114 asentamientos poblaciones contaban con redes de acueducto, mientras los índices de cobertura de agua potable y saneamiento ambiental eran prácticamente inestimables.
En la actualidad el país dispone de 242 embalses, donde se pueden retener más de 9 mil millones de metros cúbicos de agua, además de contar con cerca 730 micropresas.
Por añadidura, hoy se suministra agua potable a casi 2 800 asentamientos poblacionales distribuidos a todo lo largo y ancho de la geografía nacional, donde residen más de 8 millones 100 mil habitantes. Sobran razones para un rotundo Sí por la nueva Constitución.