Los trabajadores del Sistema de Recursos Hidráulicos rendimos merecido homenaje a #Fidel, en el quinto aniversario de su desaparición física. Fuerza impulsora y principal promotor en #Cuba del programa conocido como #VoluntadHidráulica, donde comprendió desde el principio que lo más valioso para construir una obra son las personas.
“La Voluntad Hidráulica…no es suficiente y tiene que elaborarse toda una estrategia no sólo del desarrollo total de los recursos hidráulicos, sino también de utilización óptima del agua.”
Cuando en octubre de 1963, año en el que el poderoso ciclón Flora arrasó la zona oriental de Cuba, devastó a las actuales provincias de Las Tunas, Granma, Holguín y Camagüey, dejando inundaciones, mil 126 personas muertas y cuantiosas pérdidas materiales, el Comandante en Jefe Fidel Castro, enunció la necesidad de construir obras hidráulicas que garantizaran el control de los grandes volúmenes de agua provenientes de las intensas precipitaciones.
Resultaba urgente contar con la infraestructura necesaria para almacenar el líquido y asegurar su disponibilidad en caso de extensos períodos de sequía, como la que se ensañó con la Isla en los años 1961 y 1962. Surgía entonces, impulsada por Fidel, la Voluntad Hidráulica para desarrollar ese recurso y convertirlo en patrimonio común en función del abastecimiento a la población, la agricultura y la industria, además de la prevención ante embates de fenómenos naturales. Para esto, se creó lo que es hoy el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, iniciándose una etapa caracterizada por la reorganización, completamiento y crecimiento de las capacidades constructivas, acompañada por un nuevo estilo de trabajo y por la experiencia de ingenieros calificados.[1] El llamado al rescate de la Voluntad Hidráulica hecho por Fidel en ese momento, marca un viraje en los ritmos de construcción hidráulica. Además, estuvo vinculado en todos los planes de desarrollo hidráulico del país entero, los cuales eran analizados y discutidos para su pronta ejecución. Promueve en las universidades, la creación de la carrera Ingeniería Hidráulica en el país, así como también los laboratorios o centros para vincular las tecnologías al tratamiento de las aguas, algunos de ellos se encuentran en La Habana, Matanzas, Sancti Spíritus, Camagüey, etc. Impulsó la creación de trasvases a lo largo del archipiélago, los cuales comenzaron a construirse en la década de los ´80, como es el caso del Trasvase Habana-Matanzas, el trasvase Norte-Oeste (desde Ciego de Ávila hasta Las Tunas), en las obras para la construcción de la Presa Mayarí y las obras en la Ciénaga de Zapata. Podemos afirmar que Fidel supo avizorar desde los primeros momentos del proceso revolucionario, no sólo la incidencia básica del desarrollo hidráulico en los objetivos económicos y sociales de la Revolución, no sólo la importancia del agua, sino comprendió y expresó con claridad, lo que había que hacer para dominar este recurso natural y ponerlo a la entera disposición del hombre[2].
Así lo planteó en la celebración del II Aniversario del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, el 9 de agosto de 1964: “... fue necesaria la Revolución, y no sólo la Revolución, sino que nosotros los revolucionarios comprendiésemos la importancia del agua para que se le prestara la atención debida, del agua como amiga del hombre, del agua como elemento esencial de la vida y del agua como elemento destructor, como enemigo del hombre en ciertas condiciones. Y esa contradicción entre las grandes sequías y los grandes temporales tenemos que resolverla, tenemos que sintetizarla en una solución de carácter positivo. Obras hidráulicas para resistir la sequía y obras hidráulicas para resistir los ciclones y las inundaciones; agua cuando falta para mantener niveles adecuados de producción y retención del agua cuando sobra, para que en vez de sembrar la destrucción y la muerte siembre la abundancia y ayude al hombre a construir y a crear.”
La Voluntad Hidráulica, como expresión de la conciencia hidráulica que despertó la ocurrencia de la sequía prolongada y el paso del Flora, devino en estrategia de la naciente Revolución para poner los recursos hidráulicos en función del desarrollo socioeconómico del país, que es lo mismo que en función del hombre, traduciéndose de inmediato en un ambicioso programa constructivo de obras hidráulicas.
[1] Fidel Castro. La Voluntad Hidráulica en Cuba (1959-1979), t. 1, Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, La Habana, 2000, p. 8
[2]Ídem. p. 7