Hoy 7 de diciembre se cumplen 124 años de la caída en combate durante la gesta independentista contra el ejército de la metrópolis española del Mayor General del Ejercito Libertador Antonio Maceo Grajales y su ayudante Panchito Gómez Toro.
"Esto va bien", fueron las últimas palabras del Lugarteniente General Antonio Maceo y Grajales a sus compañeros de armas, cuando un balazo en la cara lo hizo desplomarse de su cabalgadura y expirar, al cabo de un minuto, en la finca de San Pedro.
Murió quien, desde la condición de soldado, alcanzó el grado de General durante la Guerra de los Diez Años; fue uno de los líderes cubanos que rechazó la firma del Pacto del Zanjón, el protagonista de la Protesta de Baraguá, que puso fin a la Guerra de los Diez Años. El incansable luchador del exilio, el jefe de la invasión y Lugarteniente General del Ejército Libertador. Considerado todo un maestro en el empleo de la táctica militar fue combatiente por excelencia y jefe de elevado prestigio.
Sus últimas palabras son reflejo del optimismo y la seguridad en la victoria que caracterizaron toda su obra.
Francisco Gómez Toro (Panchito) -tercer hijo del Generalísimo
Incorporado a la tropa de Antonio Maceo, sintió verdadera admiración por su jefe. Es por ello que cuando Maceo cayó y Panchito tuvo conocimiento de que el cadáver no había sido recuperado, expresó decidido: "¡Yo voy a morir al lado del General!" Y junto a él se inmoló.
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