Por: Dirección de Comunicación Institucional

Cada vez se hace más necesario en el planeta el uso racional del agua. Debido al crecimiento de la población mundial, al cambio climático y al aumento del empleo de este recurso natural, el agua se agota en la actualidad.

En tal sentido, el cuidado del recurso hídrico ha sido tema principal de los importantes debates entre países y organizaciones mundiales. En esos espacios ha resaltado contribuir a trazar políticas y estrategias para su ahorro, así como lograr concientizar a las personas en este aspecto.

Acerca del estado de los recursos de agua dulce del mundo, el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2024 recoge que aproximadamente el 70 % de las extracciones de agua dulce a nivel mundial están destinadas a la agricultura, seguida de la industria (casi un 20%) y los usos domésticos (o municipales; en torno al 12%).

Por su parte, las aguas subterráneas proporcionan alrededor del 25% de toda el agua utilizada para el regadío y la mitad del agua dulce para fines domésticos (Naciones Unidas, 2022).

Otro estudio refleja que casi la mitad de la población mundial sufre una escasez severa de agua durante al menos una parte del año (IPCC, 2023). Mientras algunas áreas la enfrentan durante unos meses al año, otras sufren una grave escasez hídrica todo el año.

Muchos países, cada vez, se hacen más ricos y a pesar de ello, la contaminación del agua no desaparece, evoluciona; haciéndose notable en unas regiones más que en otras. 

La mala calidad del agua ambiental prevalece en otras naciones, debido a los bajos niveles de tratamiento de las aguas residuales; en cambio, en los países de rentas más altas las escorrentías agrícolas constituyen el problema más grave. Entre los contaminantes emergentes figuran productos farmacéuticos, hormonas, sustancias químicas industriales, detergentes, cianotoxinas y nanomateriales (Sauvé y Desrosiers, 2014).

Los estudios ambientales prevén que el calentamiento global continuo intensifique el ciclo mundial del agua y aumente aún más la frecuencia y la gravedad de las sequías y las inundaciones, con más fenómenos climáticos y estaciones muy húmedas y muy secas.

A su vez, esta situación dará paso a que la incidencia de enfermedades relacionadas con el clima transmitidas por el recurso hídrico y por vectores incremente en todas las regiones, y que haya una mayor frecuencia de daños sustanciales y pérdidas cada vez más irreversibles en los ecosistemas de agua dulce.

El Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2024 recoge en sus páginas también algunos resultados de investigaciones relacionadas con la agricultura y el desarrollo rural.

La publicación refleja que el riego desempeña un papel fundamental en la transición de la agricultura de subsistencia a la comercial, la mitigación de la pobreza y el crecimiento económico. 

Más de 3.000 millones de personas viven en zonas agrícolas con niveles altos o muy altos de escasez de agua o falta de este líquido (FAO, 2020). Se espera que los impactos del cambio climático agraven esta situación, con repercusiones para los sistemas agroalimentarios y la salud humana, entre otras.

Para alimentar a una población mundial que se calcula que ascienda a 10.000 millones en 2050, la producción agrícola deberá aumentar en casi un 50% en comparación con 2012 (FAO, 2017), y se espera que gran parte de este crecimiento se logre a través del riego y la captura y almacenamiento de agua, entre otras innovaciones.

El uso desmedido del agua es una de las diversas causas que hoy han impedido que millones de personas en el mundo tengan acceso a este recurso. Pero las comunidades regionales y organizaciones internacionales continúan debatiendo sobre el valor del agua y la importancia de ahorrar esta fuente de vida, una necesidad para la subsistencia de los seres vivos.