El amanecer del sábado 15 de abril de 1961 quedaría grabado en la historia de Cuba como el preludio de lo que llegaría a ser la primera derrota del imperialismo en América: La victoria del pueblo cubano en Playa Girón.
En la mañana de ese día, aviones enemigos camuflados con la insignia de las jóvenes Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) atacaban el aeropuerto de Ciudad Libertad, la base aérea de San Antonio de los Baños y el aeropuerto de Santiago de Cuba, hoy aeropuerto Internacional Antonio Maceo.
El ataque pretendía, además, hacer creer a la opinión pública internacional que en la Isla tenía lugar una rebelión interna, para ello, uno de los aviones camuflados con las insignias de las FAR, aterrizaría en Miami validando la hipótesis de la deserción y rebeldía de los pilotos cubanos.
La respuesta no se hizo esperar y uno de los aviones enemigos fue derribado por la artillería revolucionaria; otro recibió varios impactos que lo obligaron a huir para aterrizar en Cayo Hueso y un tercero realizó un aterrizaje de emergencia en islas Gran Caimán.
La defensa también se organizaba en el exterior y el canciller cubano Raúl Roa García, denunciaba el mismo día 15, ante la Asamblea General de la ONU, el ataque aéreo contra Cuba y la posibilidad de una agresión a gran escala, ya expuesta casi un año antes frente a la mencionada asamblea.
De manera inmediata, se movilizaron y pusieron en alerta todas las unidades del Ejército Rebelde y de las Milicias Nacionales Revolucionarias para “resistir y destruir con mano de hierro cualquier fuerza que intentase desembarcar en nuestra tierra".
Los bombardeos a los aeropuertos cubanos tuvieron un efecto totalmente contrario al pretendido por el gobierno norteamericano con esa estrategia. Nuestros bisoños combatientes probaron una vez más su valentía y arrojo. Resalta el ejemplo del joven Eduardo García Delgado que cayó defendiendo su puesto en Ciudad Libertad y guardó la fuerza suficiente para escribir con su propia sangre el nombre de Fidel, antes de morir.
El pueblo de Cuba demostró su incondicional apoyo a: … “una Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes”. En el sepelio a las víctimas de este deleznable acto, el 16 de abril de 1961, fue proclamado el carácter socialista de nuestro proceso revolucionario quedando sellado el compromiso de los cubanos de defender su Revolución o morir por ella.
Como recuerdo de la portentosa movilización de los cubanos la fecha supone el Día del Miliciano y la jornada trascendental en que se proclamó el carácter socialista de la Revolución cubana.