Si de obras de drenaje se trata, en estos tiempos resulta menester viajar a la  ciudad de Santiago de Cuba y hacer lo imposible por conocer de cerca una inversión emblemática en este ámbito: el  revestimiento del añejo  canal pluvial del Distrito José Martí.
 
La primera parte del cauce existía a cielo abierto desde hace varios lustros, y aparte de las aguas residuales que corrían por él, dicho conducto era suerte de reservorio de cualquier cantidad de objetos indeseables y otros de difícil identificación, lo que contribuía a obstruir el torrente del lecho y generaba no pocos focos de contaminación ambiental, un caldo de cultivo para potenciales enfermedades.
 
Fuerzas especializadas del Ministerio de la Construcción (MICONS) ejecutaron la ampliación y acondicionamiento de la segunda fase del canal, a partir del puente sobre el conducto que encuentra  justamente en la intersección que da acceso al cementerio patrimonial Santa Ifigenia  de la Ciudad Héroe.
 
Mientras, efectivos de la provincia de Las Tunas, integrados en la Empresa Metunas, realizaron las operaciones de montaje de las cubiertas del canal para coronar así una inversión devenida orgullo de los santiagueros, y  que no pasa inadvertida para los miles de transeúntes que pasan por la zona.