La Fuente de Neptuno fue construida en 1836 en la ciudad de Génova, Italia, por orden del Capitán General Miguel de Tacón. Servía para abastecer de agua potable a embarcaciones menores de la Capitanía y la Real Hacienda.
Cuentan que al inaugurar la fuente, el regidor del Ayuntamiento a quien se le encomendó pronunciar el discurso oficial, señaló a la estatua de soberbio porte y barba encrespada, y, dirigiéndose al público, exclamó de lo más orondo: ¡Mirad, señores, mirad ilustres conciudadanos, qué hermoso Adán, con su tenedor en la mano, corona la obra! Advertido de que no era Adán el de la estatua , sino el dios de las aguas, el inculto personaje pretendió corregir lo expresado y añadió en tono grandilocuente: ¡Bien decía yo que este Neptuno cara de profeta tiene!
Cercada por un barandaje de hierro, esta hermosa fuente serviría como lugar de esparcimiento, ya que a su alrededor poseía asientos de mármol , muy apropiados para que los paseantes se sentaran a disfrutar la brisa marina en las tardes de verano. Con el paso del tiempo, luego de perder su función proveedora, sufriría un incierto deambular, hasta que las autoridades decidieron colocarla frente al actual Museo Castillo de la Real Fuerza.