El hotel fue construido a principios del siglo XX. Su nombre lo adquirió en honor a Raquel, mujer emblemática de la cultura hebrea, considerada matriarca del pueblo judío, Raquel. Sirvió como sede de una importante casa importadora de tejidos que provenían de Inglaterra, Estados Unidos, Francia y España. El inmueble contaba con un gran sótano, así como con un tranvía para el transporte de mercancías. Luego de 1959 pasó a ser sede de la Publicitaria del Ministerio de la Industria Alimenticia, y posteriormente a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Las habitaciones poseen nombres bíblicos. En su interior se localiza una Estación de Bombeo de Aguas Residuales.